Cinco consejos para poder llevar a los más pequeños a tus rutas
1 Adáptate a su ritmo y descubre con ellos
A los niños les encanta curiosear, más aún cuando conocen lugares nuevos. Es por esto que lo normal cuando hacen una ruta de senderismo es que se paren a observar lo desconocido y pregunten por ello. Hay que adaptarse a su ritmo y contestar a sus preguntas, de modo que ellos aprendan y tú puedas descubrir algo nuevo sobre una ruta que a lo mejor creías conocer.
Por supuesto, hay que dejar que anden libres, pero con algunas limitaciones. Está bien que busquen lugares nuevos y se paren por el camino, pero hay que echarles siempre un ojo puesto que su curiosidad puede llevarles a perderse.
2 Rutas sencillas y bien estudiadas
Los niños parecen tener unas pilas inagotables, pero no es así. A pesar de tener más energía que un adulto, no es apropiado llevarles a una larga ruta para empezar. Es mejor que vayan acostumbrándose poco a poco a caminar y que vean el senderismo como una diversión, no como una imposición. También es importante realizar alguna parada para que jueguen rodeados de naturaleza.
Por supuesto, planificar la ruta es esencial y facilitará realizar estas paradas en lugares enriquecedores y no peligrosos. Antes de salir a andar hay que conocer el camino, las señales básicas que indicarán si has salido de la ruta… Además, consulta el tiempo antes de salir, encontrarse con una tormenta y los peques no parece la mejor combinación.
3. Siempre con ropa cómoda y apropiada
Tanto niños como adultos deben ir bien equipados, con zapatillas cómodas y adecuadas para el monte, que protejan el tobillo para evitar lesiones; pantalones que permitan una buena movilidad y camisetas transpirables. Si realizas la ruta en invierno, no te confíes por el calor de la actividad y usa ropa térmica; si la haces en verano, no olvides una gorra y crema solar.
A pesar de que la ropa esté bien elegida puede provocar rozaduras o haber tropiezos. No olvides llevar un pequeño botiquín con tiritas, un gel desinfectante como la cristalmina o agua oxigenada, algo para los moratones y algo para las picaduras.
4. No escatimes en comida, ni mucho menos en agua
Si un niño tiene sed o hambre va a querer la comida o el agua en ese mismo instante. Es importante llevar algo para picar, aunque la ruta sea corta, como un bocata pequeño, algo de fruta, una barrita de cereales o frutos secos. En cuanto al agua mejor que sobre a que falte, lo ideal es que los niños lleven cantimploras de medio litro y los adultos de un litro.
5. Su mochila es solo suya
Sus mochilas deben ser ligeras para que no les suponga un sobreesfuerzo llevarlas, pero el hecho de que se hagan responsables de sus cosas y vayan “como los mayores” les hará sentir que son uno más y será también un aprendizaje de ser responsables de sus cosas que podrán aplicar en casa.
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